De mis angustias más oscuras,
sólo una no tiene nombre.
Cada letra se desdibuja en mis labios.
Palabras extintas antes de ver la luz.
Te escupo amorfo y simple,
como un rompecabezas incompleto,
y te aprieto contra la piel
macerada de mis silencios.
No te puedo regalar un nombre
que ni siquiera mi memoria conoce.
Estás destinado a vagar entre los recuerdos
que guardo con pesar en una caja
de cartón bajo la cama.
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